Homenaje a mi padre
tabernero
A mi padre bueno, una
piedra le alcanzo en la mina,
pero eso
no le venció.
Se lo
llevaron al servicio militar
estando
mi mamá de su rosa en gestación,
pero
eso no le venció.
A mi
padre bueno de Granada a Barcelona,
como tantos españolitos, un día,
del
hambre emigro.
Pero eso no le venció.
Con gran trabajo y esfuerzo y un jardín de cinco rosas,
a su Carmen, alegre, le cantaba coplas de Juanito
Valderrama.
- Adiós mi tierra querida, dentro de mí alma te llevo metida.
Pero
él adora a su Barcelona, que le acogió.
Con esas alegres coplas casó a su hija mayor, su rosa Bendita,
la
más bonita de ellas.
Los primeros nietos tuvo,
y por ellos más lucho pero,
eso
no le venció.
Y de tabernero, él y su Carmen se hicieron, con ilusión.
EL
TORRES sé llamaba,
de una esquinita del Prat, yo era una niñita que ya ayudaba y me comía los
mocos y veía, pasar lechugas
dando vueltas, por una maquina a la goma y a la caja, pobres
señoras lechugas, pensaba yo,
entonces, de vez en cuando surgían ratones del
lugar, por eso
tenían, Gatos y mi hermana y yo nos escapabamos,
de la faena,
a
perseguir gatos y comprar caramelos a la tienda de La Exquisita, con nuestra amiga, la Pili.
Un DIA nuestro padre que trabajaba en la gasolinera para
poder llegar
a final de mes,
como muchos españolitos dos trabajos, que rey, y como un buen
padre nos
infló unos globos, los metió dentro del capó y cuando fue abrir
y estos se
fueron volando y él muerto de risa quedó, pero triste por
nosotras, así
era mi buen padre.
Un día firmo a alguien de buena fe y con otro bar.
Los Naranjos se llamaba,
dio de comer a trabajadores de entonces, de mono y cuchara,
también
los había de traje de oficinistas y de calle, y con su buen
cuchillo
afilador, cortaba buen jamón, y hacía buenas tortillas de ricas patatas, en ese bar, nunca faltó.
De vez en cuando duchitas de sifones, para las risas, y una buena familia de pintores, para lavarle la carita al naranjero y hacer rica
matanza de grana, de especies que inundaban el local, oliendo a su
bendita
grana.
Con su Carmen de compañera y sus cinco rosas, lo levantó.
Con mucho esfuerzo, el campo quiso que quiso labrar, pues
siempre le gustó.
Y en un rincón de Olivella Garraf un restaurante el PA
TORRAT con
casa y campo se compró.
Puso todo su empeño esfuerzo y valentía, dejo a sus
hijas, la taberna y
se hizo Constructor,
pero
eso no le venció.
Era
tan bueno y noble que en Olivella
El cariño le contaba, por miles, pero de ello también dinero
cedió.
Casitas hacia con mimo y cariño, entre ellas la MIA y con mimo
venía, al porche
de mi casita de mis sueños, que es como la llamé.
Juntos hacíamos proyectos de cómo verla termina Acabada y halicata, como él
decía.
Mi gran maestro, que ilusión y orgullo tenia de su familia, de
su nieto
y de que
Se llamará Francisco, mis alegrías con él, son verle reír y
llorar de
reír.
¿Qué te ha pasado padre? ay! me decía:
- He
limpiado un terreno y había tantos pinchos, que mientras cavaba con
el pico me los clavaba en el culo.
Y se moría de risa.
Así era mi padre.
Un día lo vi llorar, por su nieto, decía:
- Dios que no tenga na
mientras,
la ambulancia se lo llevaba. Era su nieto preferido, su nieto cultivado
basándose en
pico y pala, pues no quería estudiar y él le dijo:
- yo te
enseñare un oficio.
Pero eso no le venció.
Pasaron
los años, llenos de alegrías, también de sufrir.
Pero eso no le venció.
Le venció ver a su rosa vestida de cáncer y
él vestido de cáncer también, un día le dijo:
- Anda mi nena, si somos compañeros, casi de cuarto.
Yo le escuche decir:
- Por Dios, que a mi
rosa no le pase naica.
Pasaron los dos la quimioterapia y a su rosa vestida de
cáncer,
su
pelo cayó.
Mi padre triste la miraba desde el cristal. Nunca olvidas, esa
mirada.
Un día, estando mi hermana ya bien,
le
venció el cáncer.
Le
dijo a su Carmen.
- Estoy recogiendo uvas para ti y allí está,
en
un campo, donde hay ricas viñas.
Reposa en paz, mi alegre papá. Hoy he querido recordarte.
A mi padre querido, dentro de mi alma, te llevo metió y jamás, en la vida
yo podré olvidarte.
Escrito por la Autora: Jade.Bueno Los Ángeles buenos sé los lleva la vida, sin justificación
ninguna.
Tú como muchos eras un ángel bueno, injustificable él haberte
perdido tan joven, con tanto todavía, por darnos.
Los Ángeles buenos, tienen que quedarse, en la tierra.
Por Jade.Bueno