miércoles, 20 de mayo de 2020

El coche de los helados y mí perra Candy

El coche de los helados y  mi perra Candy.
A mí siempre me ha  gustado disfrutar de un buen viaje en coche, sobre todo si era en vacaciones con papa y mama. Lo único que me daba rabia es que nos llamaran las gemelas. No éramos gemelas, pero mi mama siempre nos vestía igual, por lo que era evidente, que para todo el mundo, era así.
El viaje a granada fue estupendo.  Mi perrita Candy siempre asomaba la cabeza por la ventanilla, ladrando de alegría y cuando veía alguna cabra o vaca, a mí me hacía mucha gracia y no digamos a mi hermana. El día en cuestión, mi padre iba por todo el camino diciendo que teníamos que bajar a tirar la basura a la era.  Un campo que se usa para tal función. Bajamos del coche mi hermana y yo con la perrita  y en seguida reanudemos el viaje a Orgiva. Durante el trayecto mi hermana comenzó a incordiarme, cuando mi padre prestando atención a la carretera dijo: el camión de los helados, el camión de los helados.  A este con la puerta abierta se le iban escapando cajas y más cajas del camión. Mi padre aparco a un lado de la carretera, fue entonces cuando nos dimos cuenta de que mi perrita Candy no estaba, mi padre nos tranquilizó y nos dijo que la perra estaría en el vertedero.  Mientras comíamos los helados y nuestros vestidos idénticos se  manchaban de chocolate, yo pensaba en ese horrible sitio lleno de olor nausebundo,   sin saber si la encontraríamos o se perdería para siempre  en ese horrible laberinto de basuras, donde las ratas eran más grandes que los gatos. Llore un montón y al llegar, allí estaba,  bien restregada  por todas aquellas bolsas, que ha saber de sus dueños y de sus contenidos.
  La perra era una mofeta, he hizo falta ir con todas las ventanillas bajadas. Mi perra Candy murió de vieja.
Fin.
  Autora: Jade. Bueno  
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Gracias por tus comentarios un abrazo muy grande Jade Bueno Morales