martes, 8 de julio de 2025

No pasaran

No pasaran 
Sombrías sombras en el horizonte quieren pasar a toda costa, pero por mi casa no pasarán. ¡Malditos! Las serpientes venenosas yacen en el camino. No pasarán, no pasarán. Las pesadillas me desvelaron en esta noche sombría. No pasarán, no pasarán. Rojo sangre en las paredes. No pasarán, no pasarán.
Son alimañas disfrazadas de corderos. No pasarán, no pasarán. Camino entre los gigantes de cabezas huecas; ¡qué mala es la ignorancia! Las tormentas siempre existirán; ni siquiera la tiranía las aniquilará. No pasarán, no pasarán.
Mi calle tiene distintos contrastes, me gusta su color variopinto, sus formas diferentes. A veces nado a contracorriente, pero sigo en mi creencia de no odiar. No pasarán, no pasarán. La pastilla de las cinco de la mañana ha caído. Lluvia de pétalos amarillos adornando las calles. Un polluelo entró por la ventana; fue una odisea cogerlo y ponerlo en libertad.
Libertad para los oprimidos, para la gente trabajadora, para todos y cada uno que hacen grande el país. La madrugada ha llenado las calles. Los salones se visten de reinonas. Pasean por sus casas destruidas velando a los últimos muertos. Vienen aquí huyendo de esa guerra y aún así son juzgados y además luchan contra el hambre. No pasarán, no pasarán, por mi casa no pasarán. Siempre ha habido gente buena y gente mala, no señales siempre a los mismos, como si fueras un verdugo. Se ciernen las sombras de un futuro incierto. No pasarán, no pasarán.
El Eco Persiste
Las voces que claman verdad no se ahogarán en el lodo del silencio. Por cada puerta que cierran, mil ventanas se abren al sol. No pasarán, no pasarán. Mi corazón es un tambor, golpeando al ritmo de la esperanza, aunque el cansancio pese en los hombros. He visto la luz en los ojos de un niño, la fe en las manos de un anciano.
Raíces Profundas
Mis raíces se aferran a esta tierra, donde el jazmín florece en la grieta y la risa resuena en los patios. Han intentado sembrar el miedo, pero cosechamos dignidad. No pasarán, no pasarán. Que ladren los perros del odio, que aúllen los lobos de la injusticia. Aquí estamos, erguidos, con la frente en alto y el alma clara. Por mi casa no pasarán.
Poemas de Jade Bueno Morales