que se imprimieron poco a poco, nudo a nudo, desapareciendo en el aire.
Después, lo hicieron tus gestos que se rozaron apenas una décima de segundo, con mi piel blanca y sedosa.
Más tarde serían nuestros
sentidos, con sus lenguas.
Fusionándose, ardiendo en nuestros sedientos cuerpos.
nuevas letras.
Nuevas palabras.
Tu lenguaje es absorbido por mí rosada risa de final de primavera,
y tu risa es un fusionaje de alegres palmas.
Peñiscolame, para creerme algo tan bonito.
Para que te creas, lo creado, lo fusionado, lo, escrito, lo hablado.
Besaré el paréntesis de tu pecho de caracola.
Me posare a tus piernas temblorosas como delicada mariposa y las acariciare como halcón en el despertar de su mañana.
Te quiero.
Hombre toro
hombre, de genital
semilla.
Hombre cómputo,
hombre de barro
Te adoró.
En sumergía energía veo
contigo por hoy,
mis días y noches.
Mi muerte,
si la muerte ha mi puerta llama, ningún miedo temo. Más de una vez la he contemplado y a todas me he enfrentado.
Si ha de venir que no venga tirando cohetes, no soy más que carne y en la tierra pobre.
Qué se me llevé presenciando todas las sonrisas que acá dejó, para llevárselas al que haya tengo.
Si me visten para la mortaja, que lo hagan de negro y rojo, los colores de mi banda, de no hacerlo así, que les caiga un entuerto.
Si mi ataúd no es de cartón así les cage un mojón, paque uno mejor si para ser cenizas no se necesita.
Si muero antes que él sobradillo que no crea que de él, son mis pertenencias.
Toas mis pertenencias inclusive obras que dejará. Lo, poquillo que yo tengo y soy.
Finalmente a ti hombre toro, que la vida nos regalé minutos de alegres palmas y cantares y que nos regale alas siempre jóvenes, para volar en grandes despertares, de gozó y alegría.
Aquí dejó mi testigo de testimonio, de testamento de lo poquito que soy y tengo.
Jade Bueno Morales
Textos Jade Bueno Morales fotógrafa autodidacta