Cuando mi hermana y yo podíamos, nos escapábamos a jugar. Ella por supuesto era la gran capitana, yo siempre admiraba, esa capacidad de mandato sobre mí y los demás. Yo era una niña frágil y sin carácter, manejable, en fin. Un día nos iniciemos en la aventura de encontrar monedas, monedas antiguas de la guerra. Si, habíamos oído cosas espeluznantes sobre el Artesano y ese era nuestro objetivo. Encontrar monedas, así que, cada día al salir del colegio nos reuníamos unos cuantos a buscar por aquel lugar tétrico y fantasmal. Nunca encontremos monedas pero, si oímos hablar de ellas, de hecho si hubiéramos tenido un detector de monedas "me cachis". Luego más tarde aquel sitio se convirtió en un lugar de tertulia y más adelante en una sala de fiesta. Hoy por hoy me gusta, que siga siendo nuestro. Artesano.
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Gracias por tus comentarios un abrazo muy grande Jade Bueno Morales