Etiquetas

viernes, 10 de enero de 2025

El salto

 El salto sin paracaídas y sin freno, sin red alguna, por una pendiente puntiaguda de cristales rotos, fue la Veneno en busca de su muerte. "Navegamos en un mar de dudas" entre icebergs de melancolía y sirenas que nos susurran promesas falsas. El faro de la esperanza, distante y tenue, nos guía en esta noche sin estrellas. La ciudad, una máquina gigante, nos engulle en sus engranajes, nos convierte en piezas de un rompecabezas que nunca encaja del todo. Somos engranajes oxidados, destinados a romperse. No contamos que la vida pasa, nos negamos, como lo que somos unos salvajes, nos tiramos al borde de los jóvenes suicidas con preferencia pase VIP. No, nos damos cuenta de la suerte que tenemos, necesitamos las pendientes, los bordes de los precipicios, nos gustan las tensiones y por eso, esperamos el furor del viento. Y en la caída libre, el tiempo se detiene. Un instante eterno, un vacío infinito. ¿Es esta la paz que tanto anhelaba? O solo una nueva forma de existir en la nada. La Veneno, un eco en el abismo, una pregunta sin respuesta, un grito ahogado en la inmensidad. En el tribunal de la opinión pública, la Veneno es juzgada sin piedad. Unos la acusan de cobarde, otros de loca, mientras los más sensatos buscan culpables. Los familiares, testigos mudos de su dolor, intentan reconstruir los fragmentos de una vida rota. Y la ciudad, esa gran máquina indiferente, sigue girando, ajena a la tragedia. Ella se sentía mujer y no la respetaron, ni sus propios familiares. En un mundo de casillas, donde el ser es un disfraz, hay almas que no encajan, que buscan su lugar bajo el sol. Atrapadas en cuerpos que no son suyos, anhelan volar libres, lejos del juicio y la crueldad. Y así, con un suspiro y una sonrisa, damos el salto y paramos el tiempo.